La adoración y Jesús - Juan Carlos Cevallos

El pueblo bautista latinoamericano disfruta de muchas bendiciones, pero adolece de crisis de identidad. En la “adoración” es uno de los “sitios” donde más padecemos esta crisis. En gran medida se puede deber a que parece que desconocemos algunos de los principios bíblicos de una adoración genuina. 

Esta falta de conocimiento se puede ver cuando confundimos “adoración”, y “alabanza” o “expresión-respuesta”. Nos detenemos en lo segundo pasando por alto lo primero. Esto se puede ver en algunos “cultos tradicionales” y también en los “cultos contemporáneos”, en iglesias “muertas” como en iglesias “renovadas”. Debemos saber que las formas nos facilitan la adoración. Nos hemos detenido más en el “cómo” y hemos descuidado el “qué”.

En otras palabras, parece que podemos caer en lo condenado por Jesús en sus célebres pero lapidarias palabras de Mateo 23, nos hemos concentrado en la “menta, anís y el comino..., lo de afuera del vaso... y en los hermosos sepulcros...”, olvidándonos que “esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (“justicia, misericordia y fe... lo de adentro del vaso... y lo de lo que estamos llenos por dentro...”).

¿Qué es lo que desea Jesús de nuestra adoración? Sin duda él seguiría con el tono de la “pasión profética” veterotestamentaria de los Oseas, de los Miqueas y de los Amós: adoración sin obediencia es hipocresía. La santidad de vida es un requisito básico para la adoración, pues solamente de esta adoración se complace Dios.

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1 comentario:

  1. Adorar, seguir el ejemplo de Jesús, ¿cómo adoraba Él ? será interesante seguir su ejemplo, en su entrega y forma.

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