La historia de la Biblia en español - Sugel Michelén

Actualmente podemos ir a una librería y encontrar diversas versiones de la Biblia en español, y en una enorme variedad de formatos. Pero hubo un tiempo en que esto era un grave delito, por cuanto los reyes católicos de España, Fernando e Isabel, habían prohibido terminantemente la traducción de la Biblia al castellano.
Alfonso de Castro, en su libro “Tratado de las Herejías”, escrito en 1534, dice: “Hay que alabar con toda justicia el edicto de los esclarecidos y católicos reyes de España… por el que prohibieron bajo severísimas penas que nadie tradujera los libros sagrados a la lengua vulgar o que nadie retuviera lo traducido por otro con cualquier autorización”.

Esta prohibición sería ratificada por la Iglesia Católica, que en el índice de libros prohibidos por Paulo IV y en el español del inquisidor Valdés (ambos publicados en 1559) se prohíbe explícitamente la lectura de la Palabra de Dios en el idioma vulgar o en otro cualquiera “como no esté en hebraico, caldeo, griego o latín”. Ese veto sería ratificado en el Concilio de Trento unos años más tarde.

Arriesgarse a traducir la Biblia, o poseer una Biblia en español, era un delito que podía ser castigado con la muerte por la Santa Inquisición, la cual fue introducida en España en 1237; aunque por mucho tiempo operó muy tímidamente, hasta el reinado de los reyes católicos.

Isabel le había prometido en su juventud a Tomás de Torquemada, uno de los inquisidores más crueles que tuvo España, que si llegaba al trono, dedicaría su vida a extirpar la herejía para honra de Dios y glorificación de la iglesia Católica.

Este trasfondo histórico nos da una idea del precio que tuvieron que pagar algunos de nuestros padres en la fe para que hoy pudiésemos disfrutar el privilegio de leer la Biblia en nuestro propio idioma y así poder alimentarnos de la Palabra de Dios.

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