¿Nos mandó Jesús a atar demonios? – Chuy Olivares

Ahondemos ahora en la importancia de la tercera regla de interpretación bíblica: Tomar las palabras en su contexto; es decir, los versículos anteriores y posteriores. Para ello me referiré a la famosa doctrina de “atar demonios”. Mateo 18:18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Este versículo ha sido aislado para crear la doctrina de atar demonios.

Pero veamos el contexto inmediato: 18:19, Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 18:20, Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. He escuchado más de una vez a personas que citan erróneamente este versículo con tristeza cuando nadie llegó a una reunión convocada por la iglesia, convencidas de que Jesús no está ahí porque no hay dos o tres reunidos en su nombre.

Retomemos el contexto general, abra su Biblia por favor en Mateo 18:1 En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 18:2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 18:3 y dijo: De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 18:4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es mayor en el reino de los cielos. 18:5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe Versículos 1-5: se refiere a la actitud humilde de un niño

18:8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. 18:9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego. Versículos 6-9: hablan de no estorbar con el pecado a esos niños o a quienes son como ellos, y de lo doloroso que puede resultar desarraigar el pecado.

18:10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. 18:11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. 18:12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? 18:13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. 18:14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. Versículos 10-14: hablan de que, cuando alguien es estorbado, es como una oveja perdida. En particular el versículo 14 debe entenderse así: “que se pierda”: del griego apólumi, que no es perder la salvación, sino perder la paz y la comunión con Dios.

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