¡Arre caballito! Desjarreta los caballos - Milton Acosta

Las armas y la violencia son un problema para los hombres. ¡Cómo nos gustan las cosas bélicas: las pistolas, los aviones de guerra, los desfiles militares. La guerra y la masculinidad parecen estar incorporadas a la psiquis masculina. Los hombres con demasiada frecuencia asociamos masculinidad con violencia, peleas y guerras. En América Latina nos vendrá desde la Colonia, pero es un fenómeno universal que toma formas propias en cada país, región y familia.[1] También sería incorrecto asociar armas con hombría, con valentía o con valor, porque mucho miedo y cobardía se esconden detrás de las armas. Cualquier idiota se cree muy macho con un arma.

En el antiguo Medio Oriente, los carros tirados por caballos empezaron a usarse a finales de la Era de Bronce.[2] Muy pronto se convirtieron en símbolo del poder militar. No fue hasta la llegada del motor de combustión que los carros y caballos fueron bajados de su lugar de honor en todo el mundo.

La Biblia está sistemáticamente en contra de tres cosas: los grandes ejércitos (2 Reyes 3; 6–7), las armas de guerra (Salmo 20) y las coaliciones militares (Génesis 14). La cuestión militar es en la Biblia un asunto teológico, como todo. Si en el marxismo todo se reduce a lo económico, en la Biblia a lo teológico: por un lado afirma que las armas no son las que sostienen a un país, y por otro lado cuenta historias donde tanto los grandes ejércitos como las coaliciones militares pierden. Además, es un hecho comprobado hasta la saciedad en la historia de la humanidad: todos los imperios, a pesar de tener el poderío militar más grande del mundo, un día se caen. ¿Qué son hoy Anatolia, el imperio Hitita, Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma, el imperio Otomano y España?

Al pueblo de Dios lo salva Dios. Israel nunca tuvo el ejército más poderoso del mundo, ni fue un gran imperio, como se cree. Siempre llevaba las de perder con Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Siempre fueron menos en números, en armas y en tecnología militar. ¡Hasta los cananeos y filisteos estaban mejor armados que Israel! (Jueces 1:19; 4:3–16). Eso es lo que dice la Biblia. No es cuestión de opinión.[3]

Cuando Israel va a la guerra y vence a sus enemigos, “opera desde una posición de debilidad militar,” como en el caso de David contra Goliat. Algunas de las estrategias militares usadas por Israel resultan realmente risibles, una honda, una marcha alrededor de una ciudad gritando. Algunos de estos eventos son litúrgicos y simplemente pretenden demostrar que las victorias las gana Dios, no la superioridad de las armas (cp. 2 Reyes 2:12).[4]

©2008Milton Acosta

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