La lectura de la Biblia

El bestseller que no se lee

La Biblia sigue siendo un bestseller. Por el In­ternet se puede acceder a estadísticas impresionan­tes de ventas de Biblias en el mundo... Lo curioso es que mucha gente tiene la Biblia pero no la lee. Según algunos estudios de la gente que tiene Biblia en casa sólo la cuarta parte dice también leerla. Es de supo­ner que esto no se debe a una falta de interés. Parece más bien que muchos se sienten perplejos ante este texto. Desean conocerlo, pero no saben por dónde empezar...

¿Por qué se lee la Biblia?

Para la mayoría de los cristianos, la Biblia sigue jugando un papel importante en su vida. Muchos tienen una práctica regular de lectura per­sonal y vienen al texto para escuchar la voz de Dios. También es cierto que algunos descubren las ideas más exóticas y extrañas en su lectura. Esto no es nada nuevo y se ha dado a lo largo de la historia de la iglesia...
El reto de este estudio es presentar el conteni­do de la Biblia en una forma tal que resulte asequible a cualquier persona que la mira como parte esencial de su fe, sin importar la iglesia o denominación con la cual se identifica. Si se logra este objetivo, es una manera de afirmar que la Iglesia de Cristo es mucho más grande que la congregación, parroquia y estruc­tura institucional a la cual pertenecemos.
No todos los que leen la Biblia lo hacen como miembros de una iglesia, pero sí es cierto que todo lector, al acercarse al texto, se ve confrontado con una decisión: el texto le presenta a un Dios crea­dor; le dice que es pecador, que está bajo el juicio de Dios y que existe un solo camino para reconci­liarse con su hacedor. Por tanto el lector tiene que decidir, desde un principio, si está dentro o fuera de esta historia, si acepta que este texto es un es­pejo que lo confronta con su propia realidad o si no es más que un texto religioso de antaño que reco­ge unas ideas rebuscadas que ya no son aceptables para una persona culta.

Desde adentro o desde afuera

Esto se puede ver como la diferencia entre leer la Biblia "desde adentro" o "desde afuera". La me­jor ilustración sería el caso de una carta de amor: habrá una diferencia importante entre la persona que la lee como comunicación de su amante y cual­quier otra persona que llegue a leer la carta.

  • En el caso de la Biblia, es posible estudiarla "desde afue­ra" como otro texto religioso, a la par del Corán, los libros védicos u otras escrituras sagradas. 
  • Por otro lado, leer la Biblia "desde adentro" es verse a uno mismo como parte del relato. Esto significa que uno viene al texto no sólo para leerlo, sino también para dejarse leer por el texto. 

 Dice Santiago: "El que solamente oye el men­saje, y no lo practica, es como el hombre que se mira la cara en un espejo; se ve a sí mismo, pero en cuanto da la vuelta se olvida cómo es." (Stg. 1:23 y 24 DHH).

La Biblia es esa palabra que interpreta al lec­tor. Le dice cómo es y cómo puede ser. Le dice cuál es su problema y cuál es la solución.

Donner Theo_El texto que interpreta al lector_SBC_2009_ pp.15-17

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