La oración y la justificación por la fe

…Los estudiantes del seminario, a pesar de defender tenazmente la doctrina de la justificación por fe, eran demasiado tímidos para declarar que ellos eran justos como Jesús. Pero el decir una cosa es decir la otra. La palabra "justificado" significa "ser declarado completamente justo".

Lo que impide que alguien que conoce lo que la Biblia enseña acerca de la justificación se aplique ese conocimiento es el concepto de que nuestra justicia en Cristo solamente tiene que ver con el lugar al cual vamos al morir, y que nuestra aceptación presente está basada en nuestro comportamiento.

Mientras alguien piense así, no podrá experimentar ningún beneficio práctico de saber que ya es justificado en Cristo; sino que continuará tratando con Dios como si estuviera en un sistema de méritos personales, y experimentará la misma clase de barrera emocional entre él y Dios (aunque no exista ninguna barrera desde la perspectiva divina) que experimentaba mi hijo Bobby conmigo. La verdad es que Dios nos considera totalmente aceptables y justos ante sus ojos ahora mismo -no por lo que hacemos, sino por lo que Él ha hecho por nosotros.

La primera actividad que nos revelará si creemos esa verdad o no es la oración. ¿Cómo nos acercamos a Dios? La manera en que oramos revela nuestra percepción de la aceptación divina y lo que pensamos que El desea de nosotros. Lo que El desea, es que confiemos en El y en su Palabra –la palabra que nos dice que Cristo ha hecho todo- y que en virtud de ello nos acerquemos "confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:16).

Note que Dios dice "para el oportuno socorro" ¿Cuándo necesita usted más Su socorro? ¿No es cuando está fallando, experimentando tentación, o en las garras de algún pecado? Pero si no confía que ha sido hecho totalmente aceptable ante Dios, nunca tendrá la osadía de acercarse a Él. Estará lejos del trono del rey, tratando de encontrar una manera de ganar el mérito suficiente para poder acercarse. El resultado es que evitará acudir a su única fuente de ayuda, Dios, cuando más lo necesita. ¿Cuándo podremos, usted y yo, ser suficientemente "dignos" de acercarnos al trono de un Dios santo por nuestros propios méritos? Nunca. Pero el Nuevo Testamento continúa y enfáticamente nos insta a que nos aprovechemos en la oración de lo que Dios ha hecho por nosotros por medio de Cristo "en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él" (Efesios 3: 12). ¿Cómo obtenemos seguridad y confianza? "Por medio de la fe en él". Todo se halla vinculado a la frase "orar en el nombre de Jesús".

A menudo le pregunto a los grupos: "¿Qué significa orar en el nombre de Jesús?" Nosotros hemos escuchado la frase muchas veces. Finalizamos nuestras oraciones con ella. Pero nadie parece saber el porqué. Probablemente la respuesta más sincera que he escuchado sea: “Es una manera de terminar nuestras oraciones, como decir ´Ya terminé, ¡adiós!´” No, orar en el nombre de Jesús es mucho más que una manera de concluir una oración. Orar en el nombre de Jesús significa que estamos reconociendo dos cosas: 

primero, 
que aparte de Él, no hay manera en que podamos ser aceptados por un Dios santo. 
segundo, 
nosotros declaramos que en virtud de lo que El es, y lo que ha hecho por nosotros, podemos ir a Él en cualquier momento con la confianza de que le hallaremos con los brazos abiertos. No por nuestra justicia -ya no tenemos ninguna-, sino en la de Él
Gálatas 3:27 dice: "Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos". Porque estamos en El somos completamente aceptables a Dios.

Ahora, recuerde que estoy hablando acerca de ser nosotros aceptables ante Dios, no necesariamente de nuestras acciones. En mi identidad, soy aceptable ante El por la eternidad, pero eso no significa que todo lo que yo hago sea correcto. Puede echarme el brazo al hombro (como decimos) y mostrarme la verdad acerca de algo en mi vida que está fuera de lo correcto; una actitud, acción o hábito. ¿Por qué? Para que El pueda cambiar mi actitud incorrecta, lo que resulta en un cambio de acción. Pero en ningún momento se cuestiona su aceptación de . El nunca trata conmigo de otro modo que en perfecto amor, aceptación, sabiduría y bondad. Ya que yo soy un hijo de Dios, no hay ocasión en la vida cuando El no atienda mi oración ofrecida en fe -es decir, en el nombre de Jesús.

La oración llega a ser la aplicación clave inicial de nuestra identidad en Cristo porque es inescapable. La Biblia dice que debemos "[orar] sin cesar" (l Tesalonicenses 5: 17), y este es exactamente el corazón de alguien en quien Cristo vive y que experimenta Su amor y aceptación. Pero al momento en que nos disponemos a acercamos a Dios en oración, el grado de nuestra confianza en Su aceptación inmediatamente entra en acción. ¿Qué tan seguros estamos de que sus oídos estarán abiertos a nosotros? Yo no creo que muchos cristianos posean seguridad al orar. Y es porque no sabemos quiénes somos.

George, Bob. Cristianismo clásico. Unilit: Miami, 1994 (1989 ed. ing.) p.97-99

No hay comentarios:

Publicar un comentario