Las influencias culturales en la teología y los estilos de adoración - Dinorah B. Méndez

La adoración es la respuesta del ser humano a lo que Dios es y hace. La palabra proviene del latín y expresa la idea de reverenciar y honrar con sumo honor, amar en extremo y van implícitas las ideas de mérito, valía, consideración, importancia, dignidad, excelencia y precio; por lo tanto la adoración significa reconocer y declarar la excelencia de Dios (Bartley, 179; Nelson, 7-12).

La experiencia de adoración es aquella en que el que adora siente la santidad y majestad del Señor y responde a sus requerimientos en obediencia y amor. Es una experiencia espiritual en la que el que adora entra en comunicación espiritual con el Dios tres veces santo. Es una relación entre Dios y el ser humano que hace que nuestro lenguaje resulte insuficiente para expresarla. Pero ese encuentro es el punto de partida para desarrollar una mejor y mayor comprensión de la naturaleza de nuestro Dios. Por eso se puede decir que la adoración es un arte, o una disciplina, que requiere tiempo y dedicación para perfeccionarla. En vez de que "cada uno haga lo que bien le parezca" en la adoración es imprescindible que el adorador conozca todo lo posible del Dios a quien él adora y, en segundo lugar, que entienda su propósito general y particular para su vida. La Biblia es la única fuente objetiva y confiable para lograr este conocimiento. Por lo tanto, la disciplina rigurosa del estudio bíblico va mano a mano con la práctica de la adoración que agrada a Dios (Bartley, 195; Nelson, 8-11).

La adoración es tanto individual como colectiva (privada y pública). Y aun en el caso de la adoración pública se trata de el encuentro íntimo y personal con Dios en Cristo. El creyente hace su personal contribución al culto público y recibe a cambio edificación y fuerza de quienes adoran con él. Se puede aun decir que el culto público es el ministerio primario de la iglesia pues antes de la proclamación del evangelio y para que dicha predicación sea significativa y eficaz la congregación de creyentes debe experimentar la adoración. Se necesita una atmósfera de reverencia cúltica en la que la Palabra de Dios pueda hacerse carne en nuestros corazones (Nelson, 8, 11).

La adoración se expresa por lo menos en cinco maneras: Como respuesta a lo que Dios ha hecho o dicho, como diálogo con él, como celebración de sus obras maravillosas, como drama representando sus actos de misericordia y como ofrenda de nuestra vida y/o bienes (Bartley, 8). Estas maneras de expresar la adoración da lugar a los distintos elementos y actos de adoración que se dan tanto de manera privada como pública: La oración, la ofrenda, la música, las ordenanzas, la proclamación y los votos de consagración.

Cada uno de estos elementos dan expresión a la teología que se cree, a la vez que influyen en esa teología. Así mismo la cultura o contexto en que los creyentes se desenvuelven puede afectar o verse afectado por la teología y práctica de la adoración. En los últimos años se ha enfatizado la necesidad de contextualizar la teología y particularmente la adoración. Esto ha significado para algunos la celebración de los actos de culto y las expresiones de la adoración en formas de la cultura autóctona. Sobre todo en lugares donde la fe cristiana ha sido relativamente reciente y comunicada por extranjeros (Mbonigaba, 26-32). Este tipo de influencia cultural en la teología y los estilos de adoración parece justificable y hasta deseable. Sin embargo, lo que parece haber surgido en las últimas décadas, por lo menos en América Latina, es una controversia entre estilos de adoración que se vive por igual en países donde el evangelio ya ha estado presente por siglos y puede pensarse que ha logrado contextualizarse, por ejemplo: Estados Unidos de América e Inglaterra (Earey, 7-9).

Así que es importante reflexionar si la controversia entre estilos de adoración en América Latina se debe a la búsqueda de un mayor impacto de y en las culturas autóctonas de este continente o es un fenómeno generalizado en donde la cultura que está influyendo no es la local, sino la cultura globalizante y consumista. (Earey, 8)

En este tema nos concretaremos a uno de estos elementos, la música, que ha sido el área de la adoración que más controversias está generando. Específicamente se examinará su modalidad de música cantada, debido a que la unión con las palabras tienen una importancia teológica particular.

Ver documento completo AQUI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario