La posmodernidad y su efecto en las iglesias evangélicas latinoamericanas - José Pacheco

Desde el génesis de la iglesia cristiana en el siglo I, de Constantino, gestor de una religión de estado e institucional, del sistema económico feudal de la Edad Media, de la edad de las luces del Renacimiento y la Ilustración, hasta lo que hoy se vislumbra como la modernidad tardía o posmodernidad, la iglesia ha sido desafiada a dar respuesta de su fe.

En todo tiempo y circunstancia, la zozobra e incertidumbre han confrontado a la iglesia de Jesucristo. Las persecuciones sean físicas o intelectuales, los embates militares y políticos, la exclusión y hasta la condena de las sociedades, la han hecho reflexionar, reevaluar y reorientar su existencia. Ha sido enemiga de muchos, socia de una cuantos, pero siempre protagonista desde el centro del poder político, económico y social, o bien, desde la periferia, como una voz de protesta profética a un mundo siempre en tensión y crisis. Cumpliéndose así cabalmente las palabras del Señor Jesucristo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros (Jn. 15:18). Y también cuando dijo: “vosotros sois la luz del mundo…la sal de la tierra” (Mt. 6:13-14).

Esta relación dual de la iglesia, inserta en el mundo, es el resultado y la expresión de su doble naturaleza, la cual es humana-divina, lo que le produce algunos problemas para la misma. Porque a medida que la iglesia permite que su naturaleza divina se exprese como luz y sal, irá descubriendo que ella misma está en conflicto con el mundo. Un mundo sumido en crisis tan severas, que en palabras de Maston: “la sucesión de crisis ha llegado a ser constante y perpetua, tanto que, los hombres están llegando a aceptar como normal”. 1

Es en esta clase de mundo, que emerge, crece y se desarrolla la iglesia de Jesucristo. Es en este contexto que cada generación tiene que escribir su propia historia. La cual gira en torno a dos preguntas centrales: ¿Hacia donde va la iglesia en el futuro? ¿Hacia donde va el mundo? La primera tiene que ver con entender ese futuro en términos del contexto presente. Pues a diferencia de los griegos y romanos que veían la “edad de oro” en el pasado, de los epicúreos que vislumbraban lo mejor en el futuro, y de los estoicos con su visión cíclica de la historia.

En cambio, la iglesia cristiana tiene una cosmovisión diferente de prepararse para el porvenir. Sí con la expectativa de que lo mejor está próximo, pero poniendo el futuro en el presente, como si Dios estuviera desencadenando ese futuro en el ahora.2 Pero quizás la última interrogante, sea la más importante y la que probablemente determine la agenda de la iglesia de este tiempo. Como bien señala Moltman: “Dado que la cristiandad se encuentra implicada en procesos económicos, sociales, políticos y culturales, la iglesia no puede entenderse a sí misma si no entiende su misión y su esperanza en relación con estos procesos mundiales”. 3

Por ese futuro que la aguarda, la iglesia de Jesucristo ha de desarrollar una relación dinámica con el mundo de hoy, para así cumplir cabalmente su Misión. Como los reformadores lo expresaron en la fórmula “ecclesia reformata semper reformata”. Analizar a la iglesia en su interacción con su contexto, es un tema, por demás pertinente y relevante, que nos debe interesar a los cristianos latinoamericanos, especialmente ante la decadencia de las llamadas iglesias históricas, y del llamado denominacionalismo. Es valiosísimo pues, mirar a la iglesia en su contexto ante el fenómeno cultural mundial llamado posmodernidad, el cual más que una amenaza, representa una inmejorable oportunidad para la iglesia de Jesucristo, en el cumplimiento cabal de su misión en el mundo.

El contexto lo demanda, las iglesias lo requieren, y el quehacer teológico lo exige, la posmodernidad no es pues un fenómeno pasajero, sino que ha llegado para quedarse por mucho tiempo, por lo que hemos de dar respuestas pertinentes a los tantos pastores, líderes e iglesias que en nuestra América Latina tienen hambre de una renovación eclesiástica sustentada en la Palabra de Dios y contextualizada según el devenir del mundo en el cual vivimos.

Al ser éste un tema de actualidad, ha sido en verdad arduo y desafiante el trabajo para tener al alcance todas la bibliografía necesaria para el desarrollo de la investigación, debiendo acudir, a los pocos escritores evangélicos que han reflexionado sobre el tema. Por el contrario, la cada vez más abundante literatura no evangélica, y la red mundial del internet, han sido de extraordinario aporte para la conclusión de este ensayo. Quedando aún el reto para los teólogos evangélicos latinoamericanos, el ser más prolíficos y propositivos en este tema tan relevante para hoy.

En este ensayo, me propongo hacer una breve descripción de conceptos tales como paradigma, modernidad y posmodernidad, para así comprender la transición que hoy vive el mundo, concluyendo con un análisis descriptivo de dos poderosos efectos de este fenómeno sobre las iglesias evangélicas en América Latina, uno en relación al ser y hacer de la iglesia; y el otro acerca de la nueva espiritualidad que vivimos.

Las ya de por sí sufridas, y convulsionadas iglesias evangélicas latinoamericanas, han de ver en este mover mundial, un área de oportunidad, para leudar la masa deforme de la humanidad, que necesita más que nunca de la paz, la libertad y la justicia de Jesucristo
© 2007 José Pacheco Castillo
Mexicano, profesor del campo de Nuevo Testamento en el Seminario de Ciudad Juárez, México. Candidato al doctorado en teología (UNELA-PRODOLA).

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